A los 8 años, definitivamente la silla de ruedas. Con tristeza, comienza a contar las cosas que ya no podrá hacer: No irá más de la mano de la abuela a la escuela, no correrá, no se podrá subir a una silla, no jugará a la pelota ... pero de todas formas, cuando lo pusieron en la silla, su expresión fue alegre: "Ahora si voy a poder salir de nuevo"-dijo- "Tengo piernas nuevas"
Un día, mientras jugaba armando "construcciones gigantes" con maderitas sobre la mesa y el abuelo miraba la tele, escuchó la noticia: "Un niño murió ahogado en el arroyo Miguelete". Dejó las maderitas, llamó a la abuela y la abrazó, mientras le decía "Por suerte, yo no puedo caminar; eso a mi no me va a pasar nunca"
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