Joel, unos meses atrás, en pleno verano, aún tenía algo de movilidad en sus brazos.
En la plaza, una tarde de sol, acompañado de su tío; siempre, en todo momento con una sonrisa que debería avergonzarnos a quienes nos quejamos por cosas que la mayor parte de las veces, frente a lo que én debe sobrellevar, son mínimas.
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